Formar parte de una comunidad, fomentar las relaciones sociales o ser partícipe y ejecutor de lo que ocurre en el entorno, entre los beneficios de este modelo de convivencia
Vivir en comunidad. Fomentar las relaciones sociales. Ser partícipe y ejecutor de lo que ocurre en el entorno. Volver a relacionarse con los vecinos. Aprender a autogestionarse. Esto es lo que propone el cohousing, un término que cada vez se escucha más en España y que consiste en “un modelo organizativo de desarrollos de proyectos de vivienda que por su gran versatilidad, sus beneficios económicos y beneficios sociales es una opción interesante para los usuarios”, explica José Luis Suárez, socio de Living Cohousing.
Según mantiene Suárez, este modelo de convivencia se engloba dentro de las estructuras de Cooperativas de Consumidores y Usuarios —sociedades constituidas por personas que se asocian—, y surgió por primera vez en Dinamarca en los años setenta tras la imposibilidad por parte de varias familias de encontrar una vivienda adecuada. De esta forma, “decidieron organizarse y diseñar con profesionales el edificio a su medida. Además, de la mano de un equipo multidisciplinar de profesionales (abogados, arquitectos, ingenieros, economistas), decidieron también la forma en la que iban a estructurar legalmente este nuevo modelo. Y lo consiguieron”. “En definitiva, el cohousing es una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo es mejorar las condiciones de vida de sus convecinos”, explica Suárez.
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